jueves, 28 de enero de 2010

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La lluvia repiqueteaba constante contra el cristal del viejo café en el que estaba sentada Ana, justo frente a la ventana. Algo oscuro y desconchado, algo descreído de actuitud y arrogante de presencia, con carácter, justo como le gustaban las personas a Ana. Justo como ella quería ser. Eso pensaba mientras estaba sentada Ana frente a su taza: ojalá fuese como este café. El viejo de la barra canturreaba tarantellas mientras leia el periódico y con disimulo miraba de reojo a la Lola, la nueva del barrio, ahora siempre bajo una farola, y que sin ganas ni entusiasmo se fumaba un cigarro de esos de a los que Paco no podría aspirar, siempre sin un pavo, pidiendo algo suelto que echar a la máquina o recogiendo chustillas para luego liarlas...Eso siempre sacó a Jose de sus casillas, tan centrado él como estaba en sus cosas..y ese desgraciado, tirado de rodillas..."Para romperle las pelotas!, seguro que piensa en que está para romperle las pelotas" se dice para sus adentros su colega de parranda, que le lee el pensamiento y siempre sabe sus jugadas...La fauna campa a sus anchas y la flora se fuma y se canta, y Ana , desde la barra, mirando el percal mientras le ponen su tapa, sólo puede pensar: espero que ese gilipollas no lo haya tocado con sus manazas!