domingo, 20 de septiembre de 2009

Ko Mun

Dificil comenzar una vez mas. Y más cuando se siente uno tan vacío que no puede volcar nada fuera. Nada dentro, nada fuera. Fácil. Es como si me hubiesen chupado todo lo merecía la pena dejando apenas un cascaron vacío. A veces te pueden. Te dejan sin las ganas. Las de seguir y las otras. Te dejan sin aliento. Intentas hacer bien las cosas. Y, obviamente, sale todo del revés y de nuevo otra vuelta. De nada sirve tener mas o menos claro de que va todo y cómo hay que llevar el asunto. Hay quien nace con una estrella tatuada en el culo y quien al nacer se estrella de bruces contra LAKRUDA realidad. No es que yo vea el asunto especialmente negro. No. Que va. Aunque, por otro lado es eso solo y nada más. Quizás en diez minutos la cosa cambie y coja mi sombrero y salga a la calle. O puede que siga aquí escribiendo. Y sabes por qué?. No?. Déjame que te lo explique. Por ella. Pero claro, siempre ella siempre es distinta. Distintas caras en distintos cuerpos no tan distintos, ni las caras ni los cuerpos, entre ellos. Puede que el problema sea que soy un insecto. Un insecto de sangre fría que vuela hacia el calor. Me gusta su fuego. Eso es lo que mas me atrae de ellas. Ese fuego incandescente que me quema y me congela a partes iguales. A veces tan frias. A veces tan calientes. esos altibajos me dan la vida. Y también me la quitan. Depende de como se les dé el dia. Es como si tuviese la jodida necesidad de completarme de una vez. Es como si kisiese tirar por todos lados y al mismo tiempo anclarme en uno solo y que me sirva de referencia para no volverme loko en la jungla de asfalto, con todos esos animales gritando por todos lados. Sentirse solo rodeado del mundo entero es tan comun que da miedo pensar en ello.