lunes, 22 de febrero de 2010

dR e a(d)m

26 castañas y mente despejada. Por las lágrimas de alabastro, k purifican hasta el Dharma más exigente. Me debí quedar en algun punto del camino hace muchos años, y, aunque siga haciéndome viejo, mi cabeza sigue igual que por aquel entonces. Hace años, cuando era considerablemente más pequeño, al imaginarme de mayor, me veía con la vida resuelta desde los 25. Carrera acabada, un trabajo afín a mis estudios en alguna agencia de la capital y una preciosidad a mi lado. Je. Que ingenuo. Aún no acabé la carrera, el trabajo de mis sueños sigue demasiado lejos y mi preciosidad se ha ido. Es un buen momento para darme cuenta de que mis sueños han cambiado. Por que si puedes alcanzar tus sueños con tus manos...que mierda de sueños son?

miércoles, 3 de febrero de 2010

A FaLtA dE

Supongo que no hace falta nada más aparte de verte contra la espada y la pared para empezar a creer en los milagros. Empiezas a creer en todo aquello en lo que nunca antes habías creído simplemente por el hecho de que nunca te había hecho falta creer en ello. Del mismo modo que un cobarde ateo pide la absolución antes pasar a mejor vida. La ciencia y la razón pierden posiciones a medida que la desesperación sube, y cuando ya estás tan alto que sólo puedes caer, rezas para que sea verdad eso de que que el polvo de hadas hace volar aunque sepas que lo que te acabas de meter seguramente sólo sea esacayola de pared o anestésico para caballos. No sé. Uno debería revisar más a menudo sus principios. No vaya a ser que