lunes, 22 de febrero de 2010

dR e a(d)m

26 castañas y mente despejada. Por las lágrimas de alabastro, k purifican hasta el Dharma más exigente. Me debí quedar en algun punto del camino hace muchos años, y, aunque siga haciéndome viejo, mi cabeza sigue igual que por aquel entonces. Hace años, cuando era considerablemente más pequeño, al imaginarme de mayor, me veía con la vida resuelta desde los 25. Carrera acabada, un trabajo afín a mis estudios en alguna agencia de la capital y una preciosidad a mi lado. Je. Que ingenuo. Aún no acabé la carrera, el trabajo de mis sueños sigue demasiado lejos y mi preciosidad se ha ido. Es un buen momento para darme cuenta de que mis sueños han cambiado. Por que si puedes alcanzar tus sueños con tus manos...que mierda de sueños son?

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